En esta entrevista realizada a Marcelo Scaglione, experto en política internacional, se aborda el proceso de ingreso de Argentina a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un tema de gran relevancia para el desarrollo económico y social del país. Scaglione ha sido uno de los impulsores del acceso de Argentina a esta prestigiosa organización, y en su diálogo con el entrevistador, se desglosan los principales beneficios, desafíos y etapas que conlleva este proceso.
La OCDE es una organización internacional que tiene sus raíces en la posguerra, siendo una continuación del Plan Marshall, implementado por Estados Unidos y Canadá para reconstruir Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Fundada en 1961, la OCDE ha crecido en número de miembros y se ha convertido en un referente en la implementación de buenas prácticas y estándares internacionales en políticas públicas, tanto en aspectos económicos como sociales. Hoy en día cuenta con 38 países miembros, los cuales generan el 75% de la inversión y el 60% del comercio mundial.
El interés de Argentina por unirse a la OCDE no es nuevo. El proceso comenzó en 2016 durante el gobierno de Mauricio Macri, pero se estancó durante la administración posterior. Según Scaglione, la importancia de ingresar a esta organización radica en que sugiere una serie de transformaciones que, si bien son complejas y a largo plazo, pueden ayudar a los países a salir del subdesarrollo y pasar a ser economías desarrolladas en 25 años, como sucedió con Corea del Sur, Japón y varios países de Europa del Este.
En cuanto a las ventajas concretas para los ciudadanos, desde un trabajador común hasta un inversor, Scaglione explica que el acceso a la OCDE no solo implica una mejora en las instituciones y en el desarrollo económico del país, sino que también tiene un impacto en la vida cotidiana. Por ejemplo, la OCDE estima que la corrupción en América Latina equivale al 5% del PIB, lo que en el caso de Argentina representa alrededor de 30 mil millones de dólares anuales. Además, la burocracia y las excesivas regulaciones añaden otros 9 mil millones de dólares en pérdidas. Estos factores, sumados a la cartelización en las compras y contrataciones públicas, generan un total de 54 mil millones de dólares anuales, equivalente al préstamo que Argentina tiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Scaglione también destaca que las buenas prácticas de la OCDE no se implementan de la noche a la mañana, pero, con un trabajo constante y el compromiso de cumplir los estándares de la organización, Argentina podría reducir significativamente estas pérdidas y mejorar su gobernanza y transparencia.
Uno de los puntos cruciales en el proceso de ingreso a la OCDE es la necesidad de cumplir con una serie de exámenes que abarcan 26 áreas de políticas públicas. Estos comités evalúan temas tan diversos como la gobernanza pública, la política regulatoria, la salud, la educación y el medio ambiente. Para Argentina, el mayor desafío será aprobar el examen de gobernanza pública, ya que implica asegurar la estabilidad institucional y el correcto funcionamiento de los poderes del Estado, así como mejorar la transparencia y el control de la corrupción.
El proceso de ingreso no es inmediato. Según Scaglione, países como Chile tardaron seis años en completar su adhesión, mientras que Colombia tardó ocho. Para Argentina, el tiempo estimado de ingreso oscilaría entre seis y ocho años, lo que significa que el proceso abarcará más de un mandato presidencial. Por ello, es fundamental que exista un consenso político que permita la continuidad del proceso, independientemente de los cambios de gobierno.
La OCDE no es una organización fácil de acceder. Solo aquellos países que cumplen con una serie de requisitos relacionados con la democracia, el respeto a los derechos humanos y las libertades económicas pueden formar parte de ella. Esto hace que pertenecer a la OCDE sea un símbolo de prestigio y un paso clave para cualquier país que busque atraer más inversiones y mejorar sus políticas públicas.
En conclusión, el ingreso de Argentina a la OCDE no solo representa un cambio en su proyección internacional, sino que también ofrece la posibilidad de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a través de la implementación de mejores políticas públicas. Aunque el camino es largo, el compromiso del actual gobierno de Javier Milei y su equipo para retomar el proceso es un paso significativo hacia el desarrollo sostenible y la integración plena del país en la comunidad internacional.